Análisis: Journey.

El octavo arte: Los videojuegos.

Hoy, quisiera analizar de la forma más objetiva posible – si es que se puede – el artístico, bello y diferente videojuego: Journey.

Journey es un videojuego desarrollado por Sony Santa Mónica y That Game Company (creadores de Flow y Flower). Con éste currículum a sus espaldas, ya os podréis hacer a la idea de qué tipo de videojuego estamos hablando: Journey más que un videojuego es una obra de arte ó performance audiovisual.

El videojuego está protagonizado por una nómada del desierto cuyo objetivo es emprender un viaje en búsqueda de respuestas a su quasi extinta civilización. Las acciones que podemos realizar en el juego son dos: saltar (sólo cuando se nos permita) y emitir un sonido (que en ocasiones servirá para liberar a unas criaturas hechas de trapo). Como bien hemos apuntado, en Journey deberemos caminar por un vasto desierto hasta encontrar murales con frescos, los cuales, explicarán los “por qués” de la extinción de nuestra civilización.

El 80% del gameplay del videojuego lo pasaremos caminando (algunas veces y según el nivel, planeando gracias a la dirección de los vientos) mientras que en el 20% restante, deberemos “salvar” unos trapos (que hacen las veces de animales en este mundo de fantasía), escalar a alguna que otra plataforma y descifrar los históricos murales.

Esto pinta muy, muy, mal – me diréis. ¿Cierto?

Pues sí y no. Si te gustan los juegos de acción, aventuras, lucha ó rol odiarás Journey, sin más. Creerás que has malgastado el dinero y te sentirás terriblemente estafado y ofendido. Por el contrario, si disfrutaste de Flower, ICO u Okami, te encantará Journey (aunque éste, es menos “jugable” que los dos últimos citados).

Lector: Guillermo, no me está quedando nada en claro. ¿Puedes explicar mejor qué es Journey?

Lo voy a intentar.

Journey ofrece la experiencia de andar por el desierto, rescatar amigos y hallar respuestas a su civilización. En los primero niveles simplemente deberemos surcar las vastas dunas, saltar a alguna que otra plataforma, planear y descubrir la historia de nuestros antepasados. Pero a medida que avanza la historia, nos sumergiremos en un nivel de aura-agua en donde deberemos planear-nadar. Y en el último, por poner otro ejemplo, nos encontraremos en un nivel de nieve espectacular, donde deberemos avanzar, ocultarnos de enemigos-vigila, salvar a nuestros amigos y encontrar respuestas.

Journey es un juego minimalista en toda regla. No hay barra de vida, prácticamente acciones a realizar o enemigos (a excepción de los vigilas, que deberemos evitar). Su guión es más bien sugerido, aunque eso sí, el videojuego tiene una carga dramática muy pocas veces vista anteriormente. El nivel de nieve es sencillamente sobrecogedor. Nuestra nómada del desierto – a pesar de sufrir los golpes de los gélidos vientos – no deja de caminar ni un solo instante – en pos de una explicación. Me dejó sin palabras tanto la carga dramática del juego a nivel general así como su desenlace final, el cuál, muchos aplaudirán por sus valientes y emotivas escenas.

Una vez explicado de la mejor forma posible – os lo aseguro – la jugabilidad de Journey toca hablar de su apartado visual (que no gráfico) y sonoro. El apartado visual de Journey es simplemente bello y exquisito. El desierto, montañas y paraje de nieve se tratan con una belleza poca veces vista anteriormente. Destacar los atardeceres y puestas de sol, que hacen que brille cada uno de los granos de arena. Sólo puede describirse este apartado como belleza en estado puro.

Y si algo puede sobresalir al apartado visual de Journey, ése es el sonoro. La banda sonora de Journey es magistral. Pocas veces me había emocionado tanto con una banda sonora. De hecho, sólo recuerdo que me pasara lo mismo con la hermosa B.S.O del también exclusivo juego de PlayStation 3, Heavy Rain.

Los sonidos de violines, chelos y ambientales son excepcionales. Ni que decir tiene que a medida que avancemos en el juego, la carga dramática de la música se ajustará 1:1 a los eventos acontecidos, haciendo de éste, una experiencia única.

Finalizo comentando que Journey es un juego con una duración total escasa a las tres horas. Que no es un videojuego, propiamente dicho. Trata de infundir la experiencia de caminar y hallar respuestas. Podríamos encontrar perfectamente Journey en un galería de arte, en la sección de audiovisuales. Es por ello, que no es un juego para todos, de hecho, su público será minoritario, sólo apto para aquéllos que sientan “el videojuego como una expresión artística”. A mí, particularmente, me ha marcado, para bien. Y sé que volveré a sentir la experiencia de adentrarme en los desiertos algún día cercano.

Para aquéllos que les guste la acción, aventuras, juegos de rol o una jugabilidad estereotipada (acción, saltar, curar, disparar, protegerse, hablar…).

Nota: 5.0

Para aquéllos que les guste el arte y propuestas muy diferentes (pues no hay nada en el mercado igual a Journey).

Nota: 9.0

NOTA MEDIA: 7.0/10

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